Uspallata se levanta contra la megaminería: “Progreso sí, sacrificio no”

Un lugar que ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, belleza de paisajes, historia y tradiciones de la cultura nativa de esta zona de Argentina. Una oportunidad para encontrarse con la Pachamama y la vida simple

Contaminación25/02/2025
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Ubicado en el corazón de la cordillera de los Andes, Uspallata es un encantador pueblo de montaña que se ha convertido en un destino turístico popular en la provincia de Mendoza, Argentina. Rodeado de naturaleza y magia, es un valle verde con ríos cristalinos. Un lugar que ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, belleza de paisajes, historia y tradiciones de la cultura nativa de esta zona de Argentina. Una oportunidad para encontrarse con la Pachamama y la vida simple.

En un mundo convulsionado por la policrisis (crisis económicas, políticas, sociales, ecológicas), encontrar rincones como éste, nos acerca a una v ida mas sana y amigable con la Madre Tierra. Sin embargo, este paraíso es también la atracción para aquellos que buscan convertir este ecosistema en mercancía, los mismos que se alimentan del progresismo capitalista y del desarrollo extractivista. Los que con una mirada económica y una lógica claramente destructiva de la naturaleza, desvalorizan el territorio, que pasa a ser considerado como “ vaciable”, y termina por convertirse en “zona de sacrificio” en pos de unos pocos.

¿Quién determina que este pueblo debe ser una zona de sacrificio?

Uspallata tiene miles de habitantes, quienes deben ser los que decidan el destino de su tierra, del lugar donde viven sus familias y de las condiciones de vida que le dejan a sus descendientes. Nadie quiere dejar a sus hijos y nietos, un pedazo de tierra muerta, sin agua, sin posibilidades de hacer crecer nada.

Los que viven aquí, quieren que sus familias crezcan y continúen viviendo felices y sanas en su propio lugar. Para ello, deben cuidar que nadie los convierta en zona de sacrificio para extraer sus propias ganancias, que use las riquezas de la tierra a costa de sacrificarla a mediano plazo.

Detener el extrativismo es un deber para este pueblo, no permitir a nadie que los sacrifique, que los exprima y los descarte como ha hecho siempre el colonialismo.

Es un pueblo con dignidad, muchos tienen familia de varias generaciones nacidas y criadas acá. Han aprendido a trabajar estas tierras, a convivir con los vientos, los fríos, las lluvias, rodeados por la belleza de estas montañas.

Por eso, el pueblo de Uspallata no entrega su territorio a las prácticas de la megaminería, ni de ninguna actividad que, siguiendo este modelo de producción, provoque alteraciones irreversibles en la naturaleza, contaminación incontrolada, profundización de la desigualdad y subordinación social, económica y política a las empresas transnacionales.

La oposición al modelo extractivista no significa retroceso ni ignorar las necesidades de materias primas para sostener un modelo de vida. Uspallata no se niega al progreso, pero lo piensa en términos de equilibrio y equidad, equilibrio con la naturaleza, equidad entre todos los seres que habitan este territorio.

Acá se siente el progreso como un proyecto socioambiental verdaderamente sustentable, siendo ejemplo de autodeterminación, de soberanía, construyendo una comunidad sólida y unida, fomentando el mercado local, cultivando los propios alimentos, creando mano de obra de calidad, generando turismo responsable, protegiendo  la naturaleza en una dimensión local, capacitando para la cooperación, educando a los jóvenes para hacer de este un pueblo sustentable, en el que se puede vivir por 500 años más, donde se pueda estar orgulloso de lo que cada uno hace y da para la vida en común.

Un proyecto así, a largo plazo, requiere estar libre de las amenazas de destrucción de los ecosistemas. Por eso ahora toca luchar para evitar esta intrusión, establecer una posición de negación a los saqueos, a la destrucción de la naturaleza, a la desintegración social. Y requiere del apoyo de todos, de otros pueblos que sienten la importancia del cuidado y defensa del territorio y de los bienes comunes. Lamentablemente hoy, los pueblos no contamos con el cuidado de los gobiernos, quienes proponen las bases normativas y jurídicas que permitieron y permiten la actual expansión del modelo extractivista, garantizando “seguridad jurídica” a los capitales y una alta rentabilidad empresarial.

En nombre del capital y de la rentabilidad se ha dejado de lado la protección del ambiente, siendo esta una temática de trascendencia en el derecho argentino que tiene su amparo en la Constitución nacional, y como derivado de ella, en diversas leyes nacionales y provinciales. Tendríamos que preguntarnos por qué se interpreta el Derecho Ambiental al revés de lo que se debería, priorizando el beneficio económico por sobre el impacto socio ambiental del territorio.

Nuestra esperanza se basa en la autodeterminación de los pueblos, estableciendo límites claros, validando las decisiones colectivas de las poblaciones afectadas por los grandes proyectos extractivos. Proponemos otro paradigma, el del cuidado, de pensar juntos que clase de sociedad queremos conformar, como queremos vivir, articulando justicia social con justicia ambiental. Establecer una ética ambiental diferente, de interconexión con la naturaleza.

Las comunidades y organizaciones sociales de Uspallata hacen un llamado urgente a la población a NO aceptar ser sacrificadas en pos de un progresismo que, como se sabe, traerá beneficios para otros sectores y dejará a nuestro pueblo infértil y empobrecido. Apelamos también a la reflexión extendida de este problema sobre aquellos lugares que conforman nuestro mundo, aquellas conductas impulsadas por el sector económico, que imponen un consumismo permanente y tras esto la demanda infinita de materias primas, extraídas de un mundo finito.

Uspallata se moviliza en defensa del agua y del territorio para reafirmar su compromiso: ¡NO a la minera San Jorge, SÍ al área protegida Uspallata-Polvaredas! Los vecinos autoconvocados invitan a todo el pueblo mendocino a sumarse a la marcha que tendrá como punto de partida el Triángulo del Agua Pura.

*Este artículo fue escrito por Cecilia Agüero, vecina de Uspallata.
 
 

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